viernes, 30 de septiembre de 2011

POEMA DE "EL TIEMPO INSOBORNABLE"

en la última hora. Sosiego de una tarde emparrada
de nubes. Jolgorio de los pájaros que sostienen la bóveda
y el crepúsculo gris, atemperado, caído sobre el gozne
del último silencio.
Porque sería morir sin tu mirada, no haber vivido nunca
y nada sería suficiente.

Mas el extraño goce de toda la inconsciencia
no sería capaz de dibujar tus labios, la lenta cercanía
del espacio del beso, la justa equivalencia de la boca
que muerde la otra boca, mi destino y tu risa,
el viento que me lleve hasta tu muerte,
entre la densa sombra del ciprés donde la espera
no tiene otra esperanza sino la muerte mutua.
Y aunque el mármol me aplaste la cuenca de los ojos
yo seguiré buscando tu mirada.

Y, después, no seremos ni claridad ni mano,
ni refugio del uno para el otro, tan sólo leve soplo
en la arena, que elevará su vuelo hacia otras regiones
donde la luz no habita.

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